FORMACIÓN PARA DIRECTIVOS: CÓMO GESTIONAR LA INCERTIDUMBRE

Hoy, más que nunca, el líder tendrá un papel trascendental en su equipo, convirtiéndose en el espejo donde todos se van a reflejar.

Según la Real Academia la incertidumbre es “la falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud”. En la definición misma encontramos la clave para poderla gestionar.

La vida es en sí, incertidumbre. Nacemos con la incertidumbre bajo el brazo, teniendo una seguridad solamente, que vamos a morir. Cuándo y cómo lo haremos, es incertidumbre, qué nos pasará en el camino, es incertidumbre. Por ello el ser humano anhela y busca seguridad, control y confianza. Vivimos y recorremos el camino convencidos que todo está bajo control. Sin embargo, al llegar a una edad comprendemos que la vida no se puede controlar, que el control es antagónico a vivir.

Pero ahora ¿qué pasa? De repente nos encontramos sumergidos en un tiempo de INCERTIDUMBRE, de pérdida de control, tanto a nivel familiar, como social, a nivel nacional como mundial, sin referentes para realizar pronósticos, obligados a tomar decisiones inmediatas y a funcionar muchas veces entre prueba/error.

Esta incertidumbre afecta singularmente a los equipos en todos los sectores. Cada uno de sus integrantes la vive según su interpretación y su realidad. Por tanto, el gran reto es cómo gestionar la incertidumbre en los equipos, conscientes de que no es una situación pasajera, sino que ha llegado para quedarse, que el control y la seguridad son una fantasía, nuestra fantasía.

El primer paso es reconocer que el control y la seguridad son una ilusión y enseguida reflexionar para saber cómo gestionar algo que se va a quedar, que NO SÉ. Si no acepto el cambio, me resisto a ello y me crea ansiedad, la ansiedad aumenta mi estrés y refuerza mi miedo y ello produce un bloqueo para tomar decisiones y sacar lo mejor de mí.

Si acepto la incertidumbre como la realidad actual, que quiero seguir adelante y aprendo a gestionarla, la trasformamos en una oportunidad y podemos conseguir cambios inimaginables. Asumir el NO SÉ, el no sé qué, abre múltiples posibilidades, me ayuda a reformar, a transformar aquello que no funcionaba, a replantearme mi situación y mis objetivos. En pocas palabras, me pone “la casa patas para arriba”, lo acepto y hago que juegue a mi favor.

En consecuencia, es necesario trabajar la confianza, la vulnerabilidad, los miedos, la adaptabilidad al nuevo paradigma, entre otros, y aprovisionarse con una gran dosis de curiosidad ante lo que deparará este futuro sin perder la pasión por lo que hacemos.

Hoy, más que nunca el líder tendrá un papel trascendental en su equipo, convirtiéndose en el espejo donde todos se van a reflejar.  Por esta razón es quien precisa más atención para ir transitando por este camino.

Si aceptas la incertidumbre se abren nuevas oportunidades.